Durante el trascurso de la Cumbre de la OTAN en Vilna (Lituania), celebrada los pasados 11 y 12 de julio, el presidente del gobierno anunció que España desplegará su mayor contingente militar en el exterior: 950 militares (750 destinados a Eslovaquia y 200 a Rumanía) con sus correspondientes blindados. Esta fuerza militar forma parte del nuevo contingente de la OTAN, llamado “Battle Group”, que estará operativo a mediados de 2024 bajo el liderazgo de España. No olvidemos que Eslovaquia comparte 97 kilómetros de frontera con Ucrania.
La justificación dada por Pedro Sánchez ha sido la necesidad de reforzar el “frente oriental” para combatir el “Imperialismo de Putin”. Estas palabras pronunciadas por el presidente de gobierno ponen de manifiesto lo que algunos llevamos denunciando desde hace tiempo: el conflicto bélico en Ucrania no se trata de un conflicto entre Rusia y Ucrania -como tratan de vendernos- sino que consiste en un conflicto armado entre la OTAN (de la que forma parte nuestro país) y la Federación Rusa. Además, la acusación de imperialismo a Putin no es más que una triquiñuela astuta para ocultar el imperialismo de la OTAN y EEUU, que son los verdaderos causantes del conflicto en Ucrania con sus políticas de provocación constante cerca de las fronteras de Rusia desde hace décadas. Provocaciones que continúan y aumentan en intensidad con el anuncio en la pasada cumbre de la entrada en la OTAN de Suecia y Finlandia (paises fronterizos con Rusia). Para los imperialistas occidentales, al igual que los antiguos romanos con su rival Cartago, sentencian que Rusia “delenda est”.
Tampoco podemos olvidar lo acordado en la pasada Cumbre de la OTAN, celebrada el año pasado en Madrid, donde se consumó el cambio estratégico en la política militar de la OTAN que sitúa a Rusia y a China como sus principales enemigos.
Todos estos acontecimientos arrastran a toda Europa -y a nuestro país- a una guerra total contra Rusia y China cuyas consecuencias ya estamos sufriendo los trabajadores y trabajadoras europeos: la guerra entre la OTAN y Rusia ha agudizado el empeoramiento de las condiciones de vida de las amplias masas trabajadoras de los paises europeos.
La inflación disparada que se manifiesta en el la subida de los precios de los productos básicos, del combustible, de los alquileres, de las hipotecas, etc. junto con la aceleración de la privatización de los maltrechos servicios públicos que nos quedan (sanidad y pensiones fundamentalmente) son consecuencia directa de la política belicista de la OTAN y la Unión Europea (pata económica y politica de la anterior) destinada a aumentar los presupuestos militares a costa del empeoramiento de las condiciones de vida de la clase trabajadora europea. Es decir, se destina más dinero público para la guerra en detrimento de las rentas del trabajo y los servicios públicos. Por ejemplo, los tanques Leopardo de fabricación europea enviados a Ucrania, que fueron rápidamente destruidos por las fuerzas rusas, han costado a los contribuyentes europeos 8,5 millones de euros por unidad, dinero que obviamente no fue destinado a la sanidad, educación o a las pensiones.
Es significativo que el mayor despliegue de tropas españolas en el extranjero haya pasado desapercibido y no haya tenido respuesta popular dada las serias consecuencias que ésta tiene en la creciente escalada bélica que vivimos. Esto demuestra hasta que punto se ha normalizado la política belicista imperialista de EEUU y de la OTAN, y especialmente la sumisión del gobierno español a la misma, aunque ésta ponga en peligro la propia seguridad nacional y también los intereses de las amplias masas trabajadoras de nuestro país.
Tampoco podemos obviar que la guerra de Ucrania es una guerra perdida para la OTAN; en estos momentos, la contraofensiva ucraniana no consigue avances significativos y en cambio las fuerzas rusas están recuperando la iniciativa de nuevo, así lo han manifestado varios expertos militares occidentales. Incluso algunos militares españoles realizaron hace unos meses un manifiesto en el que señalaban el sinsentido de seguir enviando armas a Ucrania y la necesidad de firmar una paz lo antes posible para poner fin al conflicto.
Pero ¿por qué no se hace nada para parar esta locura? La sumisión de nuestro país a la OTAN viene ya de largo, de hecho tiene su origen en la dictadura franquista y en los primeros gobiernos de la Transición democrática (UCD, PSOE y PP) que vendieron la soberanía de nuestro país a Estados Unidos de América y por ende a la coalición militar que representa sus intereses imperialistas (la OTAN), que empujó (y empuja) a nuestro país a una guerra total contra Rusia y China que perjudica seriamente nuestros intereses como trabajadores y como pueblo que reivindica su soberanía. A todos los trabajadores y trabajadoras europeos nos interesa mantener relaciones de amistad con todos los pueblos del mundo, incluidos el pueblo de China y de Rusia.
En definitiva, solo los verdaderos patriotas y amantes de la paz somos conscientes de la necesidad imperiosa que nuestro país recupere su soberanía. Para ello, es imprescindible que abandonemos la OTAN y la Unión Europea así como también exijamos la retirada de todas las tropas extranjeras en territorio español.
David Alcázar, secretario politico del PCE en la provincia de Ciudad Real