Otro modelo de transporte para otra sociedad más sostenible
La semana del 18 al 24 de octubre se ha convocado como de “Lucha por un Tren que ayude a vertebrar el territorio y a enfriar el planeta”, dentro de diversas iniciativas y movilizaciones durante el año 2021 que fue declarado como Año Europeo del Ferrocarril, unas acciones que cuentan con el pleno apoyo del PCE.
El calentamiento global es la trágica consecuencia de un modelo de desarrollo capitalista y especulador de los recursos energéticos y naturales, que ha provocado conflictos bélicos en los últimos 30 años desde la primera guerra del Golfo en 1.991, y que a su vez ha generado importantes movimientos geopolíticos como fue la desintegración de la URSS y el bloque socialista en Europa hasta los últimos movimientos en Ucrania, o la generación de los primeros llamados “refugiados climáticos”, millones de seres humanos obligados a abandonar sus países ya sea por el avance de la desertificación, la devastación de espacios naturales, masas forestales, contaminación de aguas subterráneas o sobre explotación de los mares.
Una de las grandes causas de la emisión de gases de efecto invernadero es el modelo de transporte y movilidad de personas y mercancías. La llamada Globalización neoliberal provocó un desplazamiento de centros y núcleos de producción, necesitando una ingente capacidad logística al tener que desplazar éstos productos desde el sudeste asiático a Europa y América del Norte. Otra consecuencia de éste proceso es la generación de una inmensa bolsa de paro y precariedad en las otrora potencias del bienestar occidentales, unas capas populares sobre las que se quiere volver a cargar una parte importante de la crisis ambiental generada por éste insostenible modelo capitalista global.
Décadas de especulación inmobiliaria han ido provocando la necesidad de desplazar a millones de personas del mundo rural a las nuevas metrópolis, áreas urbanas contaminadas, irrespirables, que generan nuevos expulsados por la “gentrificación”, y que a su vez son incapaces de dar vivienda a esos millones de migrados por las necesidades del propio sistema.
El modelo de desarrollo basado en el pelotazo urbanístico y el ladrillo también provocó otros cambios estructurales, por ejemplo, la multiplicación autopistas de peaje y el abandono de la red ferroviaria normal que era la que daba servicio a millones de personas, ayudaba a mantener núcleos rurales o a dinamizar sus economías, así ocurrió en La Mancha cuando la llegada del ferrocarril a mediados del S.XIX potenció enormemente su industria vinícola y alcoholera, pero también más adelante con otros sectores como el petroquímico. La implantación del AVE se hizo a costa de ir sacrificando ésa red ferroviaria normal y sepultando sus posibilidades para el desarrollo económico, social y cultural del conjunto del territorio.
A día de hoy en España sufrimos la paradoja de ser el país del mundo con más kilómetros de líneas de alta velocidad, pero todas en quiebra técnica y declaradas como gastos imposibles de llegar a amortizar, así como miles de kilómetros de autopistas arruinadas que discurren en paralelo a autovías de alta capacidad también imposibles de mantener, que discurren por extensiones casi desérticas y abandonadas por culpa del despoblamiento, con amplias zonas que carecen de transporte público para acceder a servicios esenciales para la ciudadanía como la Educación, la Sanidad, Servicios de Dependencia, la Justicia, Hacienda, Seguridad Social y ahora también sin servicio de Correos, sin sucursales bancarias, y con una muy deficiente infraestructura de telefonía e internet.
Pero la realidad se impone, la emergencia de combatir el cambio climático y sus consecuencias sociales abren una nueva agenda política, en el que se promueve un nuevo modelo de movilidad, sistemas de economía circular, producción y comercio de proximidad, ir “descarbonizando” nuestra economía y fijar la Sostenibilidad Ambiental como objetivo fundamental, a lo que los Comunistas le añadimos el de Sostenibilidad Social porque para que éste funcione no puede ser a costa de empeorar o degradar aun más las condiciones de vida de millones de personas ya castigadas por la pobreza.
Las movilizaciones por el ferrocarril se convierten en la primera gran alternativa para implantar no sólo un nuevo paradigma de movilidad y de desarrollo territorial, sino también para construir un nuevo Modelo de Sociedad que atienda a las necesidades del conjunto de la población y no sólo el de los oligopolios que gobiernan nuestra economía.
En la provincia de Ciudad Real venimos demandando la reincorporación de la Comarca de Argamasilla de Alba-Tomelloso a la red ferroviaria, la reapertura de servicios de atención al público de las estaciones de Manzanares, Valdepeñas, Almagro, Daimiel, Santa Cruz de Múdela, nuevos servicios ferroviarios a la comarca de Almadén, y que además se acompañen con el impulso de la intermodalidad para ayudar a un mayor uso del transporte colectivo social y asequible, y de infraestructuras logísticas para el movimiento de mercancías por ferrocarril para ayudar a la actividad productiva y el empleo, por eso animamos a participar de éstas movilizaciones de los próximos 22 de octubre en Alcázar de San Juan y la gran manifestación estatal del 24 en Madrid.
Miguel Ramírez Muñoz.
PCE Núcleo Valdepeñas-Manzanares.