Actualmente, la oligarquía imperialista tiene cada vez más dificultades para mantener sus altas tasas de ganancias debido a que no puede seguir explotando a la clase trabajadora ni seguir saqueando a los países en desarrollo como ha hecho hasta ahora. En las últimas décadas, han surgido nuevas potencias en desarrollo que ponen en cuestión el orden imperialista hegemónico (especialmente China y Rusia), que apuestan por un nuevo orden mundial multilateral basado en la cooperación internacional. Sin embargo, las resistencias de EEUU y sus aliados a aceptar esta nueva realidad geopolítica nos están conduciendo a todos los trabajadores y trabajadoras a la guerra mundial y a la más absoluta miseria.
Los planes belicistas de la UE y la OTAN -apoyados por los respectivos gobiernos de EEUU y de los países europeos- consisten en un gran aumento del presupuesto militar: por un lado, la Comisión Europea quiere destinar 800.000 millones de euros a un programa de rearme europeo; y por otro, la OTAN quiere incrementar la aportación de los países miembros hasta del 5% de su PIB.
La excusa para este despropósito es defenderse de una probable “invasión rusa”, algo que no tiene ningún sentido. No olvidemos que ha sido la OTAN la que ha hostigado a la Federación Rusa desde hace décadas, amenazando sus fronteras, y utilizando a la vecina Ucrania como base de operaciones militares contra ésta. No existe tal “amenaza rusa” por mucho empeño que pongan los medios de comunicación de masas -en manos de los capitalistas- con su propaganda de guerra imperialista anti-rusa. Lo que sí existe es una gran estafa por parte de la oligarquía financiera y al complejo industrial militar a la mayoría social trabajadora, que pretende enriquecerse aún más a costa de todos los trabajadores y trabajadoras: la compra de armamento militar solo beneficiará a las empresas armamentísticas europeas controladas por el capital de los EEUU (fondos de inversión como “Blackrock” o empresas como “Lockheed Martin” entre otras).
Es evidente que la política militarista será costeada con recortes en los servicios públicos y derechos sociales (sanidad, educación, pensiones, ayudas sociales, etc.), como ya han señalado públicamente el secretario general de la OTAN y el primer ministro del Reino Unido. Tampoco hay que olvidar otras consecuencias derivadas de la remilitarización y la “economía de guerra” como son un mayor aumento de la inflación (subida generalizada de los precios) e intentos en la movilización forzosa de civiles a la guerra para utilizar a la clase obrera y al pueblo como “carne de cañón” en pro de los intereses imperialistas. Por último, también es necesario resaltar que los principales responsables de la actual problemática con el acceso a la vivienda en España son la misma oligarquía especuladora que también se enriquece con las subidas artificiales de precios y con la política belicista a través de la compra-venta de armamento militar.
Ante esta coyuntura, la oligarquía imperialista despliega sus poderosos medios de control de masas para atenuar la resistencia popular, combinando el miedo, la manipulación ideológica y la coerción social; algo que los medios de comunicación de masas capitalistas están haciendo muy bien (véase lo del “kit de supervivencia” de la UE). Pero para que esto funcione de forma efectiva han creado enemigos ficticios a los que culpar de la situación que ellos mismos han provocado: como son Rusia y China, y por supuesto los “enemigos internos” (categoría donde meten a todos los opositores a sus planes). Es aquí donde entra también en juego el proceso de neo-fascitización social, que se materializa, por un lado, en recortes de derechos y libertades ciudadanas y en el aumento de la represión por parte del Estado, y por otro lado, en el crecimiento de las organizaciones y partidos neo-fascistas que combaten a las organizaciones y colectivos populares en las calles. La participación de las organizaciones de extrema derecha en las instituciones públicas y la normalización de sus discursos de odio contra los colectivos y sectores más vulnerables ha favorecido este proceso de degradación de la democracia liberal y de neo-fascitización social.
Tampoco olvidamos el papel que está jugando el Estado español en esta situación internacional. Tanto el Congreso de los Diputados como los sucesivos gobiernos españoles, desde el ejecutivo del PP encabezado por M. Rajoy pasando por el actual (y anterior) “gobierno de coalición progresista”, han aumentado exponencialmente el presupuesto militar y también han hecho negocios muy lucrativos con la compra-venta de armas al regimen nazi-fascista de Ucrania y al gobierno genocida de Israel. Por tanto, la izquierda reformista, en su afán institucionalista y electoralista de constituir un gobierno, y luego apoyarlo a toda costa, ha dejado a la clase trabajadora y al pueblo desamparado, desmovilizado y desmoralizado. Esta situación solo está favoreciendo a la neo-fascitización social antes mencionada, que se abre paso con cada vez más fuerza.
En definitiva, desde el Partido Comunista en Ciudad Real manifestamos nuestra oposición a los planes militaristas de la UE, la OTAN y del gobierno español así como también hacemos un llamamiento a la clase trabajadora y el pueblo a movilizarse este Primero de Mayo por “Paz, Pan y Techo”, participando activamente en las movilizaciones que tendrán lugar en Alcázar de San Juan y Puertollano, convocadas por CCOO y UGT, y también en Ciudad Real, convocada por la CNT.